A propósito de un disco raro, el Conjunto Matamoros con Benny Moré.
El lider del conjunto Matamoros, que posteriormente sería reconocido como en Trío Matamoros, Siro Rodriguez disfrutó de la ejecución musical de Beny Moré en un bar de La Habana llamado El Templete. Desde este momento se enamoró del gran sentido ritmico del que a la postre sería llamado el “Bábaro del Ritmo”. Miguel Matamoros le pidió a Benny Moré integrarse al conjunto. La unión de los dos máximos referentes del son cubano tuvo como corolario efímero y una suerte de climax en la grabación de Los buenos hermanos.
Una vez grabado el disco, el conjunto Matamoros viajó a México a una gira. El conjunto regresó, Beny Moré decidió quedarse en México con la aprobación de Miguel Matamoros. A partir de este momento se bifurcó la historia del son cubano: por un lado, el son tradicional que reducía sus acordes a tres virtuosos, el Trío Matamoros; y por el otro, el gran director de orquestas, aquel que las dirigía a puro oído (no tenía formación musical de notas y lenguaje musical oficilizado), Beny Moré. Sólo como dato curioso y descontextualizado: la mejor época de la orquesta de Pérez Prado fue cuando el “Bábaro del Ritmo” la dirigió. Ya desintoxicados de la moda neosonera de finales de los noventas y principios de esta década, que para ser ciertos basaron su éxito en la resusitación de antiguos virtuosos; el disco que presentan el buen Señor Briseño aquí, es la cumbre, la síntesis y punto de inflexión del son cubano.
Yo alguna vez tuve en mis manos la versión remasterizada del único disco que grabaron los dos grandes pilares del son cubano (no recordaré el episodio de pérdida, pues me da mucha rabia). La portada no coincide, espero que el contenido sí. Disfrútenlo.
Reseña por Luis Humberto Jimenez, alias "Luis Humberto Jimenez"
http://www.megaupload.com/?d=BI3V9X4R
A propósito de un disco raro, el Conjunto Matamoros con Benny Moré.
El lider del conjunto Matamoros, que posteriormente sería reconocido como en Trío Matamoros, Siro Rodriguez disfrutó de la ejecución musical de Beny Moré en un bar de La Habana llamado El Templete. Desde este momento se enamoró del gran sentido ritmico del que a la postre sería llamado el “Bábaro del Ritmo”. Miguel Matamoros le pidió a Benny Moré integrarse al conjunto. La unión de los dos máximos referentes del son cubano tuvo como corolario efímero y una suerte de climax en la grabación de Los buenos hermanos.
Una vez grabado el disco, el conjunto Matamoros viajó a México a una gira. El conjunto regresó, Beny Moré decidió quedarse en México con la aprobación de Miguel Matamoros. A partir de este momento se bifurcó la historia del son cubano: por un lado, el son tradicional que reducía sus acordes a tres virtuosos, el Trío Matamoros; y por el otro, el gran director de orquestas, aquel que las dirigía a puro oído (no tenía formación musical de notas y lenguaje musical oficilizado), Beny Moré. Sólo como dato curioso y descontextualizado: la mejor época de la orquesta de Pérez Prado fue cuando el “Bábaro del Ritmo” la dirigió. Ya desintoxicados de la moda neosonera de finales de los noventas y principios de esta década, que para ser ciertos basaron su éxito en la resusitación de antiguos virtuosos; el disco que presentan el buen Señor Briseño aquí, es la cumbre, la síntesis y punto de inflexión del son cubano.
Yo alguna vez tuve en mis manos la versión remasterizada del único disco que grabaron los dos grandes pilares del son cubano (no recordaré el episodio de pérdida, pues me da mucha rabia). La portada no coincide, espero que el contenido sí. Disfrútenlo.
Reseña por Luis Humberto Jimenez, alias "Luis Humberto Jimenez"
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